David Le Breton es sociólogo, catedrático de antropología en la Universidad de Estrasburgo y autor de numerosos trabajos sobre el estatuto del cuerpo en la sociedad contemporánea. Su investigación aborda la problemática de la construcción social de la corporeidad desde múltiples aspectos como el dolor, el riesgo, el deseo de desaparecer de sí y el caminar.
Profundamente involucrado en la reivindicación de nuestra condición corporal, Le Breton revaloriza el acto de caminar como un acto de resistencia frente a un mundo posthumano, hipertecnológico, en continuo afán por más rendimiento, más rapidez, más especialización, que nos lleva a vivir como autómatas, conectados durante horas a las pantallas, con el cuerpo aniquilado, ajenos al espacio que nos rodea. Necesitamos redescubrir lo que él llama la “saveur du monde” que nos es revelada justamente a través del cuerpo. Nuestra más grande debilidad, el ser de carne, es también nuestra mayor grandeza.
He tenido la oportunidad de encontrar a David Le Breton en la Universidad de Estrasburgo en Noviembre 2019 durante una estancia de investigación. Lo primero que me ha sorprendido ha sido su alta estatura, extremadamente esbelta, lo que intensifica su aspecto idealista haciéndole parecer como la perfecta encarnación del Homme qui marche (Hombre que camina) de Giacometti. Sus ojos y su voz transmiten la profunda humanidad de quien ama escuchar.
Durante mi estancia en Estrasburgo he tenido el placer de asistir a sus cursos y seminarios sobre antropología del cuerpo y de conocer más de cerca su pensamiento. Además he podido realizar dos entrevistas que ha tenido la amabilidad de concederme. La primera conversación ha tenido como temas el cuerpo y el caminar como fuente de creatividad. La entrevista se realizó de forma muy amena con un juego de cartas diseñado para la ocasión en el que cada carta correspondía a una pregunta, una idea lúdica para añadir movimiento involucrando los gestos (el cuerpo), lo visual y el azar. Le Breton, gran aficionado al teatro, se prestó divertido al juego. Los temas de la entrevista, partiendo del caminar, nos llevaron a la corporalidad, el transhumanismo, la antropología, entre otros, llamando a colación a pensadores como Merleau-Ponty, La Cecla, Mauss, Bollnow, Simmel, Augé, Solnit, Crawford, Ingold, Byung Chul Han y a artistas como Herzog, Blossu, Smithson, Fulton, Long, Schlemmer, Careri, etc., consiguiendo un documento de estimable valor tanto para quienes deseen profundizar en el pensamiento de Le Breton como para la investigación en arte, estética y, especialmente, en la estrecha relación entre antropología y arte. La entrevista se ha publicado recientemente en la revista Arte, Individuo y Sociedad y pueden descargar el artículo aquí.
La segunda entrevista, más enfocada a temas de antropología, se publicará pronto en el próximo número de la prestigiosa revista de antropología AIBR.
El caminar se revela ser una herramienta para reencontrar nuestra corporalidad y superar tanto el individualismo como el dualismo cuerpo-mente que, desde el cartesianismo, ha llevado progresivamente la sociedad a olvidar el cuerpo, hasta llegar a las modernas teorías transhumanistas. En las modernas sociedades extremadamente individualistas, nuestro cuerpo, al ser lo que nos define, nos limita y lo vivimos como una cárcel. Por esta razón las teorías transhumanistas anhelan superar y aniquilar completamente el cuerpo gracias a los progresos tecnológicos. Pero si eliminamos el cuerpo, afirma Le Breton, perdemos el gozo de estar vivo y todos los placeres sensuales de la vida. El caminar representa una actividad que se opone a todas estas teorías incongruentes que afirman la obsolescencia del cuerpo. Los caminantes se ríen de los transhumanistas y reencuentran felizmente su cuerpo en toda su imperfección, caminando lentamente, burlándose de la eficiencia, de la performatividad, simplemente gozan de ser humanos. Por esta razón el caminar es una actividad en auge hoy en día y cada vez hay más caminantes de todas las edades que retoman sus vidas en mano y quieren reencontrar el gozo de un lento trascurrir del tiempo, de la inmersión en la naturaleza, de los valores más elementales. Quieren reencontrar plenamente su condición humana.