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En octubre de 2018 he tenido la oportunidad de entrevistar a Francesco Careri y de poder hablar con él sobre su famoso libro «Walkscapes, el andar como práctica estética» (un libro fascinante sobre nuestros orígenes nómadas y sobre el poder revolucionario de caminar) y sobre sus actividades artísticas con el colectivo Stalker/Osservatorio Nomade (del que es cofundador). En la entrevista abordamos varios temas entre los cuales el signo del «ka», antiguo signo neolítico recurrente en numerosos países, el perderse como estrategia creativa, el espacio y nuestra falta de consciencia de que no apartiene, etc.

Reproduzco aquí la entreviste grabada y su transcripción traducida al Español.

Laura (L): En tu libro Walkscapes hablas del jeroglífico del Ka (2017, p. 49) explicando que es un signo paleolítico muy antiguo, que data de cuando la humanidad era todavía nómada, errante. Es un signo formado por dos brazos levantados y se encuentra de forma recurrente en los restos paleolíticos, desde África hasta Escandinavia. Explicas que se trata de uno de los signos más antiguos de la humanidad, un símbolo universal de la errancia, comprensible por todos los pueblos nómadas. Lo comparas a un saludo, al símbolo de un abrazo, un decir «no estoy armado», «vengo en señal de paz». ¿No crees que podría haber también una conexión con la manera en que rezaban los primeros cristianos?

 

Careri (C): ¿Te refieres a la figura del hombre orante?

 

L. Sí. No sé si conoces al paleoantropólogo Yves Coppens — el descubridor, junto a Donald Johanson del australopithecus Lucy — que afirma que el comienzo del caminar es también el comienzo de la religiosidad del hombre.

 

C. ¿En serio? ¿Caminar como el comienzo de la sacralidad?

 

L. Bueno, para ser más exacta, lo que él afirma es que el hombre es religioso desde su origen porque la humanidad nace con lo simbólico. En un momento dado de la evolución ocurre un cambio: de repente el hombre sabe que sabe. Este conocimiento, esta duplicación, esta consciencia es lo que da comienzo a la humanidad (Coppens 2015). Rebecca Solnit también dice que el caminar marca un punto de inflexión entre el ser animal y el ser humano. ¿Crees que podría haber una conexión entre el caminar y la espiritualidad?

 

C. Sí, creo que sí. El hecho de que el signo del Ka sea el signo del eterno errar, el «signo de Caín», el signo de estar desarmado… es una interpretación mía. El Ka se dibuja primero en los troncos de los árboles y luego no sabemos nada de él… Creo que es un primer signo de orden en el caos, en la oscuridad, sin puntos de referencia. En Egipto el signo del Ka se utiliza también en la cabeza del faraón y hay una similitud con los cuernos del toro sagrado Apis. Lo volvemos a encontrar en las cuevas sardas y etruscas y en toda la zona del Mediterráneo. También la letra PSI ((Ψ) es similar. Debe haber un vínculo ahí abajo, una raíz común que se pierde en la niebla de los tiempos.

 

L. También hay un vínculo entre las manos y los pies. El hecho de haber empezado a caminar ha liberado las manos lo que ha impulsado las habilidades manuales y la construcción de herramientas aumentando así el desarrollo del cerebro.

 

C. Sería entonces un signo propiamente humano. ¡Hermoso! Claro, se liberan las manos y las alzas al cielo.

 

L. Sí, y también es como una especie de oración, de veneración. En tu libro Walkscapes, citando el libro de Giedion Siegfried «El Eterno Presente» dices que «El símbolo del ka, con una mano de dimensiones desproporcionadas, está relacionado con el gesto de la adoración del sol» (Careri 2017, p. 49).

 

C. Sí, el orante está en todas las cavernas, es una de las figuras de los grafitis.

 

L. Y se sigue encontrando en las catacumbas del siglo I y continúa hasta el siglo VI.

 

C. Incluso hoy en día el Papa hace este mismo gesto cuando se asoma antes sus fieles.

 

L. La siguiente pregunta es sobre Constant. En tu libro explicas que él predice un futuro en el que el hombre volverá al nomadismo, superará esta breve fase sedentaria, mínima en la historia de la humanidad, porque el nomadismo es su verdadera esencia. Y así Constant trabaja durante años en su proyecto utópico de ciudad nómada, la Nueva Babilonia. ¿No crees que tal vez este nomadismo ya existe, pero por desgracia es sólo virtual, es decir, sólo existe en Internet?

 

C. No exactamente, con internet hay una comunicación pero no una errancia física.

 

L. No, claro, no hay una errancia físicz, pero sí un nomadismo del pensamiento. Yves Coppens dice que la vida ha pasado de lo inorgánico a lo orgánico y que, según él, vamos hacia la vida pensante.

 

C. Esperemos que no (risas). En realidad, esto es muy diferente de lo que pensaba Constant con Nueva Babilonia. Hoy, los que realmente podemos ser nómadas somos nosotros, con un pasaporte y una tarjeta de crédito en el bolsillo. A los demás se les impide todo nomadismo. Pueden conectarse con el ordenador, pero esto sigue siendo una décima parte de la población mundial. Luego están también los que viajan, van siempre en avión, viven siempre en un hotel, ¿es esto un nuevo nomadismo? No creo…, es un viaje de negocios.

 

L. Se mueven, pero sólo en los canales de las finanzas y del consumo.

 

C. Incluso en arte, hay muchos comisarios que viven así. Es consumo de tiempo, de lugar, de cultura… Mientras que Constant plantea un problema básico del fin del trabajo. Los situacionistas tenían toda esta ideología, algunos marxistas ya empiezan a razonar sobre el no trabajo, la pereza, la ociosidad, la improductividad, la inoperancia. Si se superara esta era del trabajo, esta esclavitud, el hombre ya no estaría obligado a vivir en un lugar porque es el trabajo el que te ata a un lugar determinado. El trabajo nació con el sedentarismo, con la agricultura, con el pastoreo. Incluso el pastoreo nómada está vinculado de alguna manera a un territorio y es un trabajo. Cuando ya no haya necesidad de trabajar porque todo estará mecanizado, robotizado… entonces la humanidad ya no necesitará quedarse en un lugar y comenzará a fluctuar de nuevo. Constant imagina este espacio en el que fluctúa la humanidad. Pero realmente se basa en un concepto fundamental que quizás tengamos que esperar varios años y siglos para conseguirlo.

 

L. Ciertamente, no se puede entender cómo estaría estructurada la sociedad.

 

C. Lo desquicia todo… Constant se plantea un problema mucho más allá de la simple circulación de personas.

 

L. Sí, sí, una organización del trabajo, es decir, del no trabajo….

 

C. De la sociedad en su conjunto.

 

L. Me acordé de una de tus hermosas frases, «los que pierden el tiempo ganan espacio», y es verdad. Este tiempo acelerado de la sociedad contemporánea reduce nuestro espacio.

 

C. Si tienes un proyecto para ir de A a B te pierdes todo lo que hay, en cambio si no tienes un proyecto, lo encuentras por el camino.

 

L. Es el andar indeterminado del que hablas en tu libro Walkscapes (p.164). Por cierto, la palabra Walkscapes ¿la has inventado tú?

 

C. Sí, en realidad la colección del editorial Gustavo Gili se llama Land & Scapes así que yo propuse Walkscapes. Era más bien para pertenecer a la colección.

 

L. Es un nombre muy ocurrente incluso desde el punto de vista del arte. Por ejemplo, Richard Long empezó a caminar para crear el paisaje. En lugar de pintarlo y ponerlo en un cuadro, caminó (walk) el paisaje (scape). Así es como el arte empezó a salir de los museos, a abandonar la representación como algo separado y en su lugar vivir la experiencia. Quería preguntarle por las prácticas espaciales que realizó con Stalker.

 

C. Hemos hecho muchas.

 

L. ¿Cómo se realizan estas prácticas espaciales exploratorias? Con una cartografía sensible y psicogeográfica. Si he entendido bien, se trata de ir in situ a explorar el territorio, conocer a la gente, involucrándose personalmente, es decir, son mapeos hechos de personas, de escuchas, de sonidos…

 

C. Sí, se trata de saber estar presente a lo que ocurre, por lo tanto ser receptivo, activar la percepción, activar diversas formas de relación tanto con las personas como con el territorio, escuchar, saber provocar… no siempre quedarse tranquilitos… buscar, entrevistar… ir más allá de lo que te cuentan que a veces es banal y por lo tanto si quieres obtener algo más real debes intentar ir más allá.

 

L. ¿Planificas tu camino de antemano?

 

C. No, bueno, en cuanto a la zona a explorar, en la que te decides perderte, sí. Luego a lo mejor hay alguien que te ha hablado de un sitio en concreto o de una gente que vive allí, así que los tienes en mente y por tanto sabes que hay puntos interesantes que podrías tocar. Pero depende, a veces puede ocurrir que haya un contexto en el que te llamen con un programa más detallado o que sea importante conocer a los actores de la zona, un comité que lucha por una causa, así que tienes que reunirte con ellos.

 

L. Entiendo. Y luego ¿qué haces? ¿Grabas, dibujas, haces fotos, vídeos?

 

C. Eso cambia todo el tiempo. Yo casi no hago nada. Sólo me concentro en caminar.

 

L. ¿Ni siquiera tomas apuntes?

 

C. No, pero hay quien dibuja, fotografía, filma, otros vuelven para hacer instalaciones… no tenemos un registro. Incluso la página web de Stalker, no sé si la has visitado, es un desastre… no somos metódicos.

 

L. También me interesa hacer el mismo tipo de exploración en Granada, en toda la zona periurbana, que es muy bonita, incluso panorámica, y por eso invita a caminar. Por ejemplo, está la zona de las cuevas donde vivían los gitanos, y ahora está ocupada por neo-hippies o personas que se oponen a este sistema.

 

C. ¿Tienes relaciones con alguien allí?

 

L. Sí, sí, un poco. Es una zona muy bonita de ver.

 

C. Me gustaría mucho explorarla.

 

L. Son cuevas que están justo en la frontera entre lo que es la ciudad y la no ciudad, en el umbral entre aceptar el sistema y rechazarlo.

 

C. Creo que Santiago Cirugeda trabajó en ellos, ¿no? O quizás algún otro artista.

 

L. Sí, es muy interesante y sólo existe en Granada.

 

C. Ah, me encantaría conocerla.

 

L. La siguiente pregunta es si piensas que caminar hoy en día y sobre todo el perderse no te parece un poco anacrónico en tiempos de GPS?

 

C. No, no es anacrónico justamente porque tenemos todos estos sistemas para no perdernos, perderse se ha convertido en algo pedagógico.

Hay un libro de Franco La Cecla que se titula Perdersi (Perderse) y te lo recomiendo, lo cito mucho en Walkscapes, entre otras cosas menciona también a Stalker al final. Habla de perderse como un discurso iniciático, como momento de crecimiento. Perder las referencias, perder la familia, tener que salir del pueblo, afrontar lo desconocido, el bosque, los leones… todo esto sirve para el crecimiento del individuo, es un paso fundamental, en mi opinión hay que hacerlo. Es necesario para el crecimiento psíquico. Para poner mi caso, mis paseos los hago con GPS y Google Maps pero no para no perderme sino para no perder cosas interesantes que ver. Por ejemplo, puedo estar paseando por un lugar y parecerme poco interesante mientras que, al mirarlo en Google Maps puedo descubrir que hay un río cerca, un vertedero, un campamento… entonces pensar inmediatamente «pero qué hacemos aquí, vamos a ver allí». Siempre se trata de una exploración, pero para perderse mejor puede ser útil utilizar Google Maps.

 

L. Qué buena frase: «para perderse mejor, utilizad Google Maps». Sería una bonita publicidad para Google (risas).

 

C. Lo importante es el concepto, el tema es salir del camino trillado.

 

L. Es precisamente el concepto que quieren eliminar de nuestras mentes con la tecnología….

 

C. Con la tecnología, con las leyes, con los tabúes, la propiedad privada, el control, los prejuicios… Hay tantas barreras invisibles que te impiden ir a cualquier parte. Lo que intento enseñar a los alumnos es que el espacio te pertenece, que eres libre, que puedes entrar en la casa de la señora y salir por la ventana, que eres mucho más dueño del espacio de lo que te han enseñado y a lo que estás acostumbrado. Luego, los alumnos me dicen que el espacio se les ha ensanchado.

 

L. Sí, porque no tenemos este concepto en absoluto. Al contrario, continua e inconscientemente tenemos esta idea de que el espacio no nos pertenece, que hay que comprarlo, que es de otro. Incluso en el espacio público siempre tienes este miedo de que te pueden multar, de que tienes que pagar.

 

C. Sí de que puedes hacer ciertas cosas pero no otras. Forzar todo esto es absolutamente necesario.

 

L. Sí, desde luego. Es una línea de trabajo muy interesante.

Después Careri me llevó a visitar 3 de sus proyectos: Campo Boario, la casa Kurda y el Porto Fluviale.